Somos más hijos del paisaje que de nuestros padres, dice el escritor austríaco Thomas Bernhard.
Hace ya casi veinte años, en 1999, organizamos en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía el I Taller Internacional de Arquitectura: Patrimonio, Piedras, Paisaje; en el que, desde el punto de vista del proyecto arquitectónico, se analizaron y debatieron las intensas relaciones que existen entre esos polisémicos conceptos. El atractivo que despierta el paisaje no es sólo un fenómeno contemporáneo. En todas las épocas el ser humano se ha dejado fascinar por el territorio, las ciudades y los panoramas que veía y, en consecuencia, ha percibido los entornos habitados como lugares imaginados en los que concentraban virtudes y defectos. Las murallas, las fortalezas, los castillos, las alquerías, las torres dispersas.., aportan la percepción de una existencia continua del paisaje, además de conocimiento sobre aspectos de la vida económica, social o política, así como de diversas actividades y manifestaciones territoriales.
El aporte que la Edad Media hace a la historia de nuestros paisajes parece suficientemente consistente como para afirmar que fue un período en el que se sentaron las bases que cimentaron el paisaje actual. El estudio de este complejo y problemático territorio que fue la cambiante y alterable frontera al-Andalus, a caballo entre dos culturas: la cristiana y la musulmana, requiere de un detenido análisis y estudio, dada la riqueza de marcos, situaciones y elementos que aún permanecen presentes en el paisaje.
Organizado por el grupo de investigación Healthy Architecture & City (TEP-965) de la Universidad de Sevilla, el contenido principal de este Seminario Científico Internacional ha girado en torno al análisis y estudio de un sistema de elementos, diseminados y dispersos, algunos de ellos construidos con un fin defensivo otros con un carácter rural, intentando entender cómo articulaban el territorio conectando topografía, caminos, redes fluviales, territorios cultivados, etc. En definitiva, ha mostrado cómo estos elementos organizan todavía hoy comarcas, antropizan espacios y llegan a convertirse en piezas imprescindibles del paisaje que admiramos. Es por ello que el Seminario se ha centrado en la arquitectura medieval dispersa de al-Andalus, así como en su implantación en el territorio y su conservación. Un desconocido patrimonio constituido por un conjunto de torres aisladas realizadas en tapial y que, hoy en día, construyen y definen un paisaje que no sólo es natural sino sobre todo cultural.
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